jueves, 24 de enero de 2013

Estar Común

Anoche mi amigo Il Frulo me hizo recordar de los tiempos de nuestra adolescencia, cuando queríamos cambiar el mundo. Pero no (léase con tono castrense chavista) refiriéndonos al imperialismo capitalista ni las multinacionales (vuélvase al tono normal), sino con algo mucho más básico: el estar común. 

Desde siempre, al menos en este país, tenemos la costumbre social casi obligatoria, de preguntarle al otro "Cómo está". Y el otro, más obligado aún a responder "Bien", porque es más una pregunta de cortesía que un verdadero interés en el estado anímico de esa persona en ese momento. Sin embargo, entre amigos por ejemplo, sí existe un interés, lo cual incita a responder dicha pregunta de la manera más honesta posible, y el problema es que a veces, uno no está ni bien ni mal, simplemente está. Está normal. Está común. 

Y el común está devaluado. Muy devaluado. Al punto de que si uno responde "Estoy común", causará el mismo efecto que contestar "La verdad que no muy bien" o el clásico "Bien, o querés que te cuente?". Si algún lector cree que exagero, lo invito a hacer la prueba de responder durante dos días "Estoy común", a ver cómo lo miran... 

Yo sé que esto puede sonar a priori pesimista, pero la verdad es que común no es malo, común es común, normal. Sin duda que estar Bien es mejor que estar Común, pero no estar bien no significa estar mal. Además, Común es estable, y la estabilidad es buena. A veces es mejor estar común y estable, que estar Bien por una razón X (generalmente externa) la cual a los dos días cambia (especialmente si es externa) y pasamos a estar Mal, y luego encontramos Y que nos hace volver a estar Bien, y así sucesivamente, en una cosinusoide (la cual es mejor que la sinusoide, porque arranca arriba =P). 

Miliv Común Out


domingo, 20 de enero de 2013

La Zona de Confort

Hace un tiempo atrás, probablemente a través de algún powerpoint o de alguna imagen de facebook, conocí este concepto, el cual pensé que al día de hoy se habría hecho lo suficientemente popular.


Pues resultó que no tanto (cosa que me viene pasando a menudo... pueden creer que de 6 de las personas con las que trabajo, en edades entre 25 y 50, ninguna había visto Star Wars?) y al tratar de explicarlo, me quedé simplemente en que es una versión modernosa de "el que no arriesga no gana". Pero luego se me vino a la mente una vieja historia, sobre un maestro, un discípulo y una pobre vaca, la cual dejó aquí, porque creo que explica perfectamente a qué se refiere este concepto...


Mucho tiempo atrás, en algún recóndito lugar de Asia, el Maestro estaba terminando de formar a su Discípulo. Después de años de reclusión, la última enseñanza del maestro fue llevarlo a recorrer la región y la gente.
En una escarpada y agreste zona, la noche sorprendió a maestro y discípulo. Cerca de un risco, la luz de una modesta casa era el único refugio para ambos.
Se acercaron hasta sus moradores para pedir cobijo.
Era una modesta familia que aceptó compartir el techo y lo poco que tenían para comer con los dos viajeros.
¿Y ustedes de qué viven?”, preguntó el maestro al padre de familia.
“De la vaca que ustedes vieron al entrar. Ella nos da la leche que necesitamos para alimentarnos y una vez al año un ternero que cambiamos por ropa y cosas que necesitamos. No es mucho pero nos alcanza para vivir. Somos pobres, pero agradecemos la suerte de tener esta vaca”.
Cuando hubieron terminado de beber la aguachenta sopa, los visitantes se recostaron a dormir sobre unas literas de paja. 
No había empezado a clarear, cuando el maestro levantó al alumno diciéndole que era hora de partir. No hubo tiempo de despedidas para agradecer la hospitalidad, pero una vez afuera el joven discípulo se percató que la vaca no estaba.
La empujé al precipicio“, contestó el maestro ante el comentario del alumno. “¡Pero maestro, esta era la única fuente de vida de esta familia! ¿Qué ha hecho?”, lo increpó. El viejo lo miró y le dijo: “Esta ha sido tu última lección”.
Muchos años después, convertido ya en maestro, aquel joven recorría la región acompañado de su discípulo.
La noche los tomó en el mismo lugar donde algunas vez había pernoctado. Pero ahora había una casa bien puesta, con jóvenes bien abrigados y comidos, y donde se veía prosperidad.
El maestro pidió asilo, que le fue concedido. Agradeciendo, le dijo a su anfitrión. “Mire qué curioso. Hace muchos años estuve aquí, pero había una familia muy pobre. Me pregunto qué habrá sido de ella
“Eramos nosotros”, le contestó el anfitrión. “Pasó que un día nuestra vaca desapareció. Al principio nos desesperamos, pero después nos dimos cuenta que podíamos sembrar y tener cosechas. Y hacer forrajes para los animales de otros vecinos. Y con los granos y los fardos podíamos comprar mejor comida y buen abrigo. Y así pudimos producir más y mejorar nuestro hogar y la educación de nuestros hijos. No sé que fue de la pobre vaca, pero entendimos que lo que creíamos que era la solución, era en verdad el problema”.
El maestro calló y entendió que recién ahora había comprendido la última lección de su maestro.







miércoles, 2 de enero de 2013

All-In

Estoy pensando seriamente poner algún dispositivo en la ducha que me permita registrar ideas de alguna forma... Seguro que este post saldría mucho mejor si lo tuviera.

Al igual que mi nuevo mejor amigo Ricardo Castillo es un quisquilloso defensor del adecuado uso del concepto de Ironía, a mi me gusta que las Metáforas se usen cuando realmente calzan lo mejor posible.

Por las dudas de que alguno no esté familiarizado con el concepto del mundo del poker del "all in", es básicamente cuando un jugador apuesta Todas las fichas que tiene.

El tema es que muchas veces, ante alguna situación de la vida que nos implica un esfuerzo para obtener alguna cosa, utilizamos este término. Ahora que estamos a principio de año, y que sanamente nos ponemos metas, podemos por ejemplo pensar en hacer un esfuerzo para conquistar a esa chica que tanto nos gusta, o hacer todo lo posible para arrancar (y mantenernos) en la dieta, o meterle a esos examenes que nos quedan de esas materias que tanto nos cuestan. 

Pero el problema es que pensamos "voy a hacer un all-in, meter todas mis energías en esto, para conquistar a esa chica/perder esos kilos/salvar el examen" cuando en realidad es un enfoque incorrecto, ya que en estos ejemplos, el resultado está íntimamente relacionado con el esfuerzo que hagamos (bah, en el primer ejemplo no es taan así... a veces no hay esfuerzo que valga... pero gracias a gente como Arjona, que le gusta que le digan que No, debemos seguir esforzándonos, por las dudas...) mientras que en una apuesta de poker, el resultado depende de la cantidad que apostemos Y además de la mano que tengamos.

Sin embargo, en la metáfora del all-in, apostar fuerte significaría mayores ganancias, pero no afecta en absolutamente nada al hecho de que tengamos una mejor o peor mano que los otros, que es lo que hace que ganemos o no. 
Tratando de aclarar esto, en el ejemplo de la dieta, hacer un all-in sería, además de hacer la dieta, ir al club o salir a correr, para complementar eso y obtener así un mejor resultado.

De todas maneras, esta sutil diferencia no es la más importante, lo peor de esto es el condicionamiento mental que nos genera pensar en términos de all-in. Porque psicológicamente es como que estamos poniendo Todo nuestro esfuerzo en un plan. ¿Y si fallamos? ¿Si la muchachita se enamoró del único hombre buen mozo, inteligente, sensible y heterosexual de su clase? ¿Si el profesor nos pone unas preguntas que ni él sabe contestar? Si esto sucede, tendremos que volver a estudiar aún más fuerte para el examen, o tendremos que conseguir a alguien que le pegue un par de tiros en la rodilla a ese galán crackito. 

Pero si lo pensamos en términos de all-in, si fallamos, perdemos, quedamos fuera de la mesa. Y eso no puede ser. Siempre hay lugar a revancha. No sé por qué pensé que había sido el Viejo Pepe que había dicho "no te des por vencido ni aún vencido", pero fue Almafuerte... 
Ya tengo una meta para el año: aprender mejor los autores de las frases...

Miliv out