No es ninguna novedad que el estado de ánimo en el que estamos cuando alguien nos expresa una idea/sentimiento/etc, lo tiñe en un porcentaje altísimo. Incluso las más bonitas palabras dichas a alguien que está con una negatividad extrema será como echar perfumol en un charco de barro.
Pero aunque no sea ninguna novedad, siempre es interesante poder constatarlo de manera palpable, y más aún si lo percibimos en nosotros mismos.
Muchas veces he escuchado a lo largo del último par de años, con el auge de los smartphones, a gente que se queja de que la (otra) gente está "idiotizada todo el día con el telefonito". He bancado extensas diatribas de lo más variopintas con un respetuoso silencio o inofensiva indiferencia, hasta hoy que me agarraron de mal humor...
A ver... el celular es una herramienta. Un smartphone en particular es una herramienta extremadamente versátil, que tiene la capacidad de hacer lo mismo que una mochila entera de aparatos en sus ínfimos 25cm3 y aún mucho más. Es como una computadora que cabe en tu bolsillo (excepto los modelos que parecen más tablets que celulares, pero eso es tema de otro día). Si hubiera habido smartphones en la época de MacGyver, aún estaría en el aire esa serie, porque el tipo estaría explorando otras galaxias y atando con cinta pato alienígenas hostiles.
El tema es que al igual que una computadora, el celular se puede usar para una infinidad de fines, algunos muy útiles, otros muy al pedo. Va en cada uno cómo lo use. La persona que lo usa en fines alpédicos, si no tuviera el celular, haría exactamente las mismas cosas pero de otra manera, o haría otras cosas distintas, pero de igual valor. Porque va en la persona.
Y lo que más me hace gracia (o para ser sinceros, lo que más me indigna) es que se enfatiza el argumento dando ejemplos de que "en la calle" y "en el ómnibus" está todo el mundo con eso.
Yo me pregunto qué es lo tan inmensamente entretenido o enriquecedor de la experiencia de viajar en transporte colectivo, que sea imperioso que uno tenga que aprovecharla al máximo con todos sus sentidos.
La verdad es que al menos para mi, es una de las experiencias más aburridas (cuando no directamente molestas) del día a día, la cual intento que pase de la manera más inadvertida posible, durmiendo, leyendo, pensando boludeces para escribir acá (que luego de la ducha, cuando tengo al dicha de ir sentado, el bus podría pelear por el segundo puesto de mejores lugares para hacerlo), o "con el celular".
Y si se dan cuenta, si durmiera 12 horas por día, sería innecesario que durmiera en el bus. Leer, puedo leer desde los diálogos de Platón hasta la biografía de la última de las amantes de Hugh Hefner, así que el "leer" tampoco es garantía de nada. Y con el celular puedo hacer tantas cosas como me dé la batería. Puedo charlar con amigos con los que no me puedo ver asiduamente porque las actividades cotidianas no nos lo permiten, o con amigos que se fueron a vivir a otro país y me dejaron en este... Puedo leer noticias, buscar información, organizar la semana, revisar el correo, y otro millar de cosas que son útiles... O también puedo estar dándole F5 al Twitter de Intrusos a ver si algún famoso de la farándula argentina se acostó o peleó con alguien nuevo. El hecho es que eso mismo lo haría en mi casa cuando llegue, entonces haciéndolo en el bus estoy ahorrando tiempo. Y eso siempre es bueno para uno, por más que el tiempo también es una herramienta. Es oportunidad.
El recorrido de mi bus lamentablemente no pasa por la campiña francesa, ni tampoco por las ramblas de Copacabana o Miami, llenas de voluptuosas modelos como nos hace creer la TV, entonces el "mirar para afuera" no es una actividad demasiado entretenida.
(No voy a extenderme más en el tema bondi, porque ya lo he hecho antes)
Cuando vamos caminando por la calle, las opciones se reducen aún más... dormir y leer se vuelve bastante incómodo, entonces qué nos queda? a) Ver vidrieras, llenas de publicidad intentando vendernos cosas que no necesitamos a precios que nadie considera justo pagar. b) Ver la cara de amargada de la gente c) Simplemente caminar. d) Usar el telefonito...
Por decir esto no quiero que se crea que defiendo a los boludos que van tan concentrados en eso que cruzan la calle sin mirar, ni tampoco justifico a los que manejan y hablan por teléfono, de hecho soy el primero en improperiarlos por la calle, pero no hay que confundir... Tampoco estoy de acuerdo con estar con el celular cuando uno está en una reunión o con gente, pero no por el celular en sí, porque tampoco estoy de acuerdo con que se pongan a leer un libro, o hacer aeromodelismo ni cualquier otra cosa que implique no dar bola a los prójimos.
Otra cosa graciosa que sucede, es que la misma gente que se queja de que estamos todo el día enchufaditos muchas veces son los mismos que si nos mandan un mensaje o nos llaman y no les atendemos en seguida, se quejan... Notan la ironía?
Bueno, ya terminada la hora de almuerzo para hacer esta catarsis, vuelvo a trabajar...
Miliv out
Pero aunque no sea ninguna novedad, siempre es interesante poder constatarlo de manera palpable, y más aún si lo percibimos en nosotros mismos.
Muchas veces he escuchado a lo largo del último par de años, con el auge de los smartphones, a gente que se queja de que la (otra) gente está "idiotizada todo el día con el telefonito". He bancado extensas diatribas de lo más variopintas con un respetuoso silencio o inofensiva indiferencia, hasta hoy que me agarraron de mal humor...
A ver... el celular es una herramienta. Un smartphone en particular es una herramienta extremadamente versátil, que tiene la capacidad de hacer lo mismo que una mochila entera de aparatos en sus ínfimos 25cm3 y aún mucho más. Es como una computadora que cabe en tu bolsillo (excepto los modelos que parecen más tablets que celulares, pero eso es tema de otro día). Si hubiera habido smartphones en la época de MacGyver, aún estaría en el aire esa serie, porque el tipo estaría explorando otras galaxias y atando con cinta pato alienígenas hostiles.
El tema es que al igual que una computadora, el celular se puede usar para una infinidad de fines, algunos muy útiles, otros muy al pedo. Va en cada uno cómo lo use. La persona que lo usa en fines alpédicos, si no tuviera el celular, haría exactamente las mismas cosas pero de otra manera, o haría otras cosas distintas, pero de igual valor. Porque va en la persona.
Y lo que más me hace gracia (o para ser sinceros, lo que más me indigna) es que se enfatiza el argumento dando ejemplos de que "en la calle" y "en el ómnibus" está todo el mundo con eso.
Yo me pregunto qué es lo tan inmensamente entretenido o enriquecedor de la experiencia de viajar en transporte colectivo, que sea imperioso que uno tenga que aprovecharla al máximo con todos sus sentidos.
La verdad es que al menos para mi, es una de las experiencias más aburridas (cuando no directamente molestas) del día a día, la cual intento que pase de la manera más inadvertida posible, durmiendo, leyendo, pensando boludeces para escribir acá (que luego de la ducha, cuando tengo al dicha de ir sentado, el bus podría pelear por el segundo puesto de mejores lugares para hacerlo), o "con el celular".
Y si se dan cuenta, si durmiera 12 horas por día, sería innecesario que durmiera en el bus. Leer, puedo leer desde los diálogos de Platón hasta la biografía de la última de las amantes de Hugh Hefner, así que el "leer" tampoco es garantía de nada. Y con el celular puedo hacer tantas cosas como me dé la batería. Puedo charlar con amigos con los que no me puedo ver asiduamente porque las actividades cotidianas no nos lo permiten, o con amigos que se fueron a vivir a otro país y me dejaron en este... Puedo leer noticias, buscar información, organizar la semana, revisar el correo, y otro millar de cosas que son útiles... O también puedo estar dándole F5 al Twitter de Intrusos a ver si algún famoso de la farándula argentina se acostó o peleó con alguien nuevo. El hecho es que eso mismo lo haría en mi casa cuando llegue, entonces haciéndolo en el bus estoy ahorrando tiempo. Y eso siempre es bueno para uno, por más que el tiempo también es una herramienta. Es oportunidad.
El recorrido de mi bus lamentablemente no pasa por la campiña francesa, ni tampoco por las ramblas de Copacabana o Miami, llenas de voluptuosas modelos como nos hace creer la TV, entonces el "mirar para afuera" no es una actividad demasiado entretenida.
(No voy a extenderme más en el tema bondi, porque ya lo he hecho antes)
Cuando vamos caminando por la calle, las opciones se reducen aún más... dormir y leer se vuelve bastante incómodo, entonces qué nos queda? a) Ver vidrieras, llenas de publicidad intentando vendernos cosas que no necesitamos a precios que nadie considera justo pagar. b) Ver la cara de amargada de la gente c) Simplemente caminar. d) Usar el telefonito...
Por decir esto no quiero que se crea que defiendo a los boludos que van tan concentrados en eso que cruzan la calle sin mirar, ni tampoco justifico a los que manejan y hablan por teléfono, de hecho soy el primero en improperiarlos por la calle, pero no hay que confundir... Tampoco estoy de acuerdo con estar con el celular cuando uno está en una reunión o con gente, pero no por el celular en sí, porque tampoco estoy de acuerdo con que se pongan a leer un libro, o hacer aeromodelismo ni cualquier otra cosa que implique no dar bola a los prójimos.
Otra cosa graciosa que sucede, es que la misma gente que se queja de que estamos todo el día enchufaditos muchas veces son los mismos que si nos mandan un mensaje o nos llaman y no les atendemos en seguida, se quejan... Notan la ironía?
Bueno, ya terminada la hora de almuerzo para hacer esta catarsis, vuelvo a trabajar...
Miliv out
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