domingo, 2 de junio de 2013

Qué fácil sería...

Es muy probable que la mayoría de las personas, por una u otra razón, en algún momento hayan pensado "qué fácil sería XXXX si todo el mundo YYYY". Ahora en Montevideo, por ejemplo, se está haciendo una especie de campaña de concientización acerca de la limpieza. Uno aquí podría estar tentado a pensar: qué fácil sería tener una ciudad limpia, si nadie la ensuciara. 

Bueno, ya sólo eso, no es tan fácil, porque requiere un mínimo de consciencia social y de pulcritud, que mucha gente simplemente no tiene. O que lo tiene, pero sesgado: se queja de los que tiran papeles en la calle y muy congruentemente, no tira papeles en la calle, sin embargo, sí permite que su perro deje regalitos para que los pedestres practiquen su atención al caminar por la vereda. 

Pero este post no se trata de consciencia social, ya tuve mi etapa de activista anti-ensuciadores, y ahora estoy más tranquilo. No, este post es más bien acerca de las relaciones humanas, ya que (lamentablemente?) vivimos en sociedad y debemos interrelacionarnos con otros seres (humanos?) por diferentes motivos y con distintos fines. 

Un autor que recomiendo* y estimo muchísimo, Randy Pausch, mayoritariamente conocido por su Última Lección (*recomiendo quiere decir que hagas click en el textito de color diferente, y veas ese tremendo video y leas sobre este hombre genial), una vez dijo que si tuviera sólo tres palabras para dar un consejo, él diría: "dí la verdad", y luego agregó, que si tuviera tres palabras más, añadiría "todo el tiempo".

Y así como bobeando, este hombre nos dio La clave de las relaciones humanas. Como uno puede soñar, muchas veces he pensado, qué fácil serían todas las relaciones humanas, si uno siempre dijera toda la verdad y nada más (y nada menos) que la verdad. Lógicamente esto no es algo muy fácil de conseguir, pero tampoco es taaaan complicado (ven? ni siquiera pasó un párrafo y ya no estoy diciendo la verdad). De todas maneras, aunque sí es muy complicado, en lo que es costo/beneficio, es muy conveniente. 

Imagínense toda esa gente que por una u otra razón no nos cae en gracia, y día tras día tenemos que hacer un esfuerzo (en gente como yo un Gran esfuerzo) por tratar, a veces más de lo mínimo indispensable. Qué fácil sería si pudiéramos decirle con sinceridad y sin agresividad, que no nos cae bien, y que queremos tratar con ella lo menos posible. Podríamos tener una sana distancia, sin tener que estar siendo falsos.

Quizás ese no sea un muy buen ejemplo, pero aquí viene uno mejor. Imagínense que conocen una persona que les gusta y que no terminan de descifrar qué piensa/siente/opina la otra persona sobre ustedes. No sería todo muchísimo más fácil si simplemente pudiéramos Decirle exactamente lo que sentimos/pensamos, y Preguntarle lo mismo? (a todos los que piensan que de esta manera "perdería la gracia", favor presionar la tecla Alt y sin soltarla, apretar F4) 
Porque al no preguntar, no sabemos con certeza, y entramos en el pesadillesco mundo de las conjeturas y las suposiciones en el que todos hemos estado... o como yo, que no solo hemos estado, sino que vivimos ahí, tenemos acceso VIP, nuestro propio sillón, etc.

Ojo, esto también es válido para las parejas. O acaso no es típico que uno le pregunte al otro "Qué te pasa?" y el otro responda "Nada" cuando en realidad le pasan tantas cosas que ni sabe por dónde empezar?
Y así se van acumulando "nadas" hasta que un día revienta, y luego ya no hay vuelta atrás.

Alguno me dirá "pero Miliv, si siempre dijéramos la verdad pura y dura, heriríamos muchas susceptibilidades, y terminaría siendo peor". Mirá Alguno, para mi, hay muchas veces que se puede decir la verdad sin herir (es un arte...), y hay otras pocas veces que no, pero que igual valdría la pena, de nuevo, por lo que ganamos. 

Lo que sí reconozco, es que hay bastantes veces en que ni siquiera nosotros sabemos diáfanamente lo que pensamos o sentimos (che, habría que inventar una palabra para esta combinación, porque es embolante escribir ambas cada vez... pentimos les gusta? sensamos?) y creo que es por diferentes razones. A veces puede ser porque nos engañamos a nosotros mismos, quizás porque no queremos admitir ciertas cosas de nosotros que nos disgustan, u otras veces puede ser porque no reflexionamos profunda ni tampoco superficialmente sobre las cosas, y simplemente las evaluamos de manera automática, por reflejo, y nunca nos tomamos la molestia de cambiar dicha evaluación. Y evidentemente, si nosotros no sabemos lo que pentimos, jamás podremos comunicárselo a otro...

Ojala algún día todo esto sea posible... de mientras, los espero en la barra de conjetulandia. 

Abrazo.

Miliv out








1 comentario:

Victoria dijo...
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